26/01/2022
¡Hola alforjero! El agua es una necesidad básica e innegociable para todo cicloturista. Por muy ligero que intentes ir en tus aventuras sobre dos ruedas, el líquido elemento SIEMPRE formará parte esencial de tu equipo. Si además tu viaje se desarrolla en modo autosuficiencia, el agua se convierte en un recurso multifuncional imprescindible, no solo para beber y mantenerte hidratado, sino también para cocinar tus alimentos, lavar los utensilios de cocina después de usarlos, limpiar tu ropa o, por supuesto, para tu higiene personal después de largas jornadas pedaleando bajo el sol o la lluvia. Dedicar un tiempo a comprender cómo gestionar el agua en tus rutas en bicicleta es fundamental para el éxito y disfrute de tu viaje. Hoy profundizamos en este tema vital. ¡Vamos allá!
Para abordar de manera efectiva el reto del agua en el cicloturismo, vamos a desgranar las soluciones a las tres preguntas clave que suelen surgir a cualquier cicloviajero:
- ¿Dónde podemos rellenar nuestros recipientes de agua a lo largo de la ruta?
- ¿Cuánta agua es recomendable llevar encima en un momento dado?
- ¿Cuál es la mejor manera de transportar esa agua en nuestro equipo ciclista?
¿Dónde conseguir agua durante un viaje en bici?
En la mayoría de los casos y en muchas regiones, no tendremos problemas mayores para encontrar puntos de abastecimiento de agua. Sin embargo, es prudente conocer todas las opciones disponibles para no encontrarnos en apuros. Explorar y tener identificadas estas fuentes potenciales te dará tranquilidad y seguridad en tu pedaleo.

1. Preguntar a algún local
Esta es, sin duda, una de las formas más rápidas, eficientes y a menudo más gratificantes de encontrar un punto de agua potable, especialmente en áreas habitadas. Al llegar a un pueblo o pequeña localidad, acercarse a un residente y preguntar dónde se puede conseguir agua suele ser una estrategia infalible. Si no hay una fuente pública visible o accesible, es muy probable que la misma persona a la que preguntas se ofrezca amablemente a rellenar tus bidones o bolsas desde el grifo de su casa o negocio. Más allá de conseguir el agua, esta interacción a menudo se convierte en una oportunidad para una conversación interesante, conocer un poco la vida local o recibir consejos sobre la ruta. Pocas personas se negarían a ayudar a un cicloturista que simplemente necesita hidratarse.
2. Bares y restaurantes
Para el cicloturista que viaja en modo autosuficiencia, detenerse en un bar o restaurante puede ser una inversión estratégica. Por el precio de una simple consumición (un café, una bebida refrescante o una cerveza, según prefieras), no solo puedes disfrutar de un breve descanso, sino que también puedes pedir amablemente al personal que te rellene tus bidones, la bolsa de tu camelback o cualquier otro recipiente que lleves. Además de obtener agua, muchos de estos establecimientos ofrecen servicios adicionales muy útiles como baños limpios, acceso a red wifi para comunicarte o planificar tu ruta, e incluso la posibilidad de cargar la batería de tus dispositivos electrónicos. Siempre, por supuesto, acercándote con educación, respeto y una sonrisa.
3. Otros puntos dónde conseguir agua
Existen numerosos lugares públicos donde es común encontrar un grifo o fuente, a veces a la vista y otras veces un poco más escondidos. Estar atento a estos sitios puede salvarte en más de una ocasión. Algunos ejemplos habituales incluyen:
- Gasolineras: Suelen tener grifos, a menudo cerca de los baños o áreas de servicio.
- Cementerios: Es muy frecuente encontrar grifos para regar las plantas o limpiar lápidas.
- Parques y jardines públicos: A menudo disponen de fuentes o grifos de riego.
- Baños públicos: Presentes en centros comerciales, bibliotecas, museos, estaciones de tren o autobús, colegios (fuera del horario lectivo o en instalaciones deportivas anexas), polideportivos e instalaciones deportivas en general.
- Áreas de servicio y descanso: Especialmente en carreteras o áreas designadas para autocaravanas, suelen contar con puntos de agua.
Explorar un poco en estos lugares discretamente puede revelar un punto de agua muy necesario.
4. ¿Una app para encontrar fuentes?
En la era digital, la tecnología también puede ser una aliada. Cuando te encuentras en una zona desconocida, no ves a nadie a quien preguntar, o simplemente estás en medio del campo sin señales de civilización cercana, una aplicación móvil puede ser de gran ayuda. Existen varias apps que utilizan la información cartográfica de proyectos colaborativos como OpenStreetMap para localizar fuentes de agua potable. Una de las más conocidas es Closca Water.
Estas aplicaciones te muestran las fuentes reportadas más cercanas a tu ubicación e incluso pueden ayudarte a calcular la ruta más directa para llegar a ellas. Es importante tener en cuenta que la información puede no estar 100% actualizada, y en ocasiones, tras pedalear varios kilómetros, puedes encontrarte con que la fuente está seca o fuera de servicio. A pesar de este riesgo, es un recurso muy práctico que vale la pena tener instalado en tu smartphone.
5. Potabilizar agua
Si tu viaje te lleva a regiones remotas donde las fuentes de agua son escasas o de dudosa calidad, o si simplemente tienes un estómago sensible, llevar un sistema de potabilización es una medida de precaución inteligente. Potabilizar agua te permite hacer segura para el consumo agua que, de otra forma, no lo sería (de ríos, lagos, pozos no controlados, etc.).
Existen diversos métodos de potabilización, desde pastillas químicas hasta filtros mecánicos o sistemas de luz ultravioleta. Cada uno tiene sus ventajas y desventajas en cuanto a peso, velocidad, eficacia contra diferentes tipos de contaminantes y coste. La potabilización es un tema extenso y crucial para la autosuficiencia extrema y la seguridad en entornos salvajes.
¿Cómo transportar el agua en la bici?
Una vez que sabes dónde conseguir agua, el siguiente desafío es cómo llevarla contigo de manera cómoda y eficiente. Existen varias opciones, cada una con sus particularidades.
1. Bidones o botellas
El bidón de plástico es quizás el elemento más clásico y reconocible del ciclismo. La mayoría de los bidones específicos para bicicleta tienen una capacidad estándar que varía entre medio litro (500 ml) y tres cuartos de litro (750 ml), aunque también se encuentran modelos de 1 litro. Algunos cicloviajeros optan por usar botellas de plástico convencionales (tipo Nalgene o similares) por su resistencia o por forrarlas con algún material aislante para mantener la temperatura del agua.
Las bicicletas diseñadas específicamente para el cicloturismo o el bikepacking suelen venir preparadas con orificios en el cuadro que permiten instalar dos portabidones. Esto te da la capacidad de transportar fácilmente hasta 1.5 o 2 litros de agua directamente en el cuadro de la bicicleta, un peso que se sitúa en un punto central y bajo, lo que favorece la estabilidad.
Ventajas: Fácil acceso mientras pedaleas, bajo coste, peso distribuido en el cuadro, fácil limpieza y llenado.
Desventajas: Capacidad limitada por unidad (generalmente menos de 1L), el agua puede calentarse con el sol.
2. Mochila Hidratante (Camelback)
El popular «camelback» es una mochila diseñada para llevar una bolsa plástica flexible en su interior, equipada con una sonda o tubo que permite beber cómodamente sin necesidad de detenerse ni quitarse la mochila. La capacidad de estas bolsas suele variar entre 2 y 3 litros, aunque existen mochilas más grandes, especialmente las diseñadas para bikepacking o senderismo de larga distancia, que pueden albergar hasta 4 o 5 litros.
Este sistema tiene sus defensores y detractores. Llevar la bolsa de agua en la espalda significa que la espalda no está libre para ventilarse, lo que puede resultar en mayor sudoración, especialmente en climas cálidos. Por otro lado, la capacidad es mayor que la de los bidones en el cuadro y el acceso al agua es constante y muy sencillo mientras pedaleas. Algunos ciclistas están tan acostumbrados a llevarla que se sienten incómodos sin ella, incluso si no va llena.
Ventajas: Alta capacidad, acceso muy fácil y constante al agua, no ocupa espacio en la bici, la mochila puede llevar otros objetos.
Desventajas: Puede dar calor en la espalda, el peso se carga sobre el ciclista, la limpieza puede ser algo más laboriosa que la de un bidón.
3. Bolsas de agua
Finalmente, tenemos las bolsas de agua flexibles diseñadas específicamente para el transporte de grandes volúmenes. Son recipientes plegables, generalmente muy resistentes, que permiten portear una cantidad significativa de agua sin necesidad de usar una mochila voluminosa o múltiples bidones. Estas bolsas suelen tener capacidades que van desde los 2 litros hasta los 10 litros o más.
Además de servir para transportar agua, muchos modelos están diseñados con asas o puntos de anclaje que permiten colgarlas, lo que las convierte en una excelente ducha improvisada al final de una jornada de pedaleo. Son ideales para llevar un extra de agua en tramos largos y secos, o para tener una reserva en el campamento. Los modelos de marcas como MSR son muy populares entre los cicloviajeros por su durabilidad y diseño práctico.
Ventajas: Muy alta capacidad, plegables cuando están vacías, sirven como ducha, versátiles.
Desventajas: No son de fácil acceso mientras pedaleas (requieren detenerse), el peso debe distribuirse adecuadamente en las alforjas o bolsas de bikepacking, pueden ser más caras.
Aquí tienes una tabla comparativa de los métodos de transporte:
| Método | Capacidad Típica | Acceso en Ruta | Comodidad | Ubicación del Peso |
|---|---|---|---|---|
| Bidones | 0.5L - 1L (por bidón) | Muy fácil | Alto | Cuadro de la bici |
| Mochila Hidratante | 2L - 3L+ | Muy fácil (con sonda) | Puede dar calor en la espalda | Espalda del ciclista |
| Bolsas de Agua | 2L - 10L+ | Difícil (requiere detenerse) | Depende de dónde se empaquete | Alforjas/Bolsas de bikepacking |
¿Cuántos litros de agua llevar encima?
Definir la cantidad exacta de agua que debes llevar en un viaje en bicicleta no es una ciencia exacta, ya que depende de múltiples variables. Sin embargo, podemos estimar una cantidad razonable basándonos en tres factores principales:
1. Clima y entorno
Las condiciones ambientales tienen un impacto directo en tu necesidad de hidratación. Una ruta en un clima caluroso y seco te hará sudar mucho más que una en un clima templado. La dureza del recorrido, con muchas subidas o terrenos difíciles, también incrementará tu gasto energético y, por tanto, tu pérdida de líquidos. Recuerda el caso extremo de ciclistas que han tenido que portear grandes cantidades, como Javier Colorado llevando cerca de 10 litros para cruzar el Valle de la Muerte en EE.UU., una situación muy particular y no la norma.
Además, la altitud puede incrementar el esfuerzo y la pérdida de líquidos, al igual que entornos con una humedad ambiente muy alta, que, aunque no faciliten la evaporación del sudor, provocan una mayor producción del mismo. Evaluar el clima y la topografía de tu ruta es crucial.
2. Capacidad de abastecimiento
La frecuencia con la que pasarás por puntos donde puedes conseguir agua es un factor determinante. Si tu ruta discurre por zonas con pueblos cada pocos kilómetros, tu necesidad de portear grandes cantidades de agua se reduce drásticamente, ya que puedes reabastecerte con regularidad. Por el contrario, si te aventuras por áreas remotas donde no esperas encontrar fuentes, poblaciones o establecimientos en decenas o incluso cientos de kilómetros, deberás aumentar significativamente la cantidad de agua que cargas contigo desde el último punto de suministro fiable.
3. Necesidades específicas
Cuánto agua necesites dependerá también de tu estilo de viaje y tus actividades. Si viajas en modo autosuficiencia total, necesitarás agua no solo para beber, sino también para cocinar tus comidas (hidratar alimentos liofilizados, cocinar pasta o arroz) y para lavar los platos después de comer. Estas actividades pueden consumir una cantidad considerable de agua a lo largo del día.
Si además tienes previsto ducharte o lavar algo de ropa durante el camino, lo más eficiente es no portear esa agua desde lejos, sino abastecerte justo antes de necesitarla, por ejemplo, al llegar a un camping o a un punto con una fuente abundante. Cargar peso extra innecesariamente es algo que todo cicloturista intenta evitar.
Considerando estos tres factores, deberás hacer una estimación informada de cuánta agua es prudente llevar. En situaciones normales, en rutas con puntos de abastecimiento razonablemente frecuentes y viajando en autosuficiencia básica (beber y cocinar), unos 2-4 litros suelen ser suficientes para cubrir las necesidades entre puntos de reabastecimiento. Si planeas ducharte o estás en un tramo especialmente largo y seco, deberás aumentar esta cantidad.
Un consejo práctico es asegurarte siempre de rellenar tus recipientes a final de la tarde, antes de acampar o buscar alojamiento. Así tendrás agua suficiente para preparar la cena, el desayuno del día siguiente y comenzar la jornada bien hidratado.
Consejos Importantes para la Hidratación
Más allá de dónde, cuánto y cómo llevar el agua, es fundamental entender la importancia de mantenerse correctamente hidratado mientras viajas en bicicleta. Pedaleando, especialmente bajo esfuerzo o calor, pierdes líquidos y electrolitos constantemente a través del sudor.
La regla de oro en la hidratación, como se suele recordar, es beber antes de tener sed. La sensación de sed ya es un indicador de que tu cuerpo ha empezado a deshidratarse. Esto es particularmente importante para personas de edad avanzada, ya que la percepción de la sed puede disminuir con los años.
Presta atención a las señales de tu cuerpo y bebe pequeños sorbos de agua de forma regular a lo largo de la jornada, en lugar de beber grandes cantidades de golpe. Esto ayuda a tu cuerpo a absorber el líquido de manera más eficiente.
Un indicador muy útil y sencillo para saber si estás bebiendo lo suficiente es el color de tu orina. Si estás bien hidratado, tu orina debería ser de un color amarillo claro o casi transparente. Si es de un amarillo oscuro, es una señal clara de que necesitas beber más agua urgentemente.
Preguntas Frecuentes sobre el Agua en Bicicleta
¿Es seguro beber agua de cualquier fuente pública?
En general, las fuentes públicas en áreas urbanas o parques suelen ser potables, a menos que se indique lo contrario con un cartel. Sin embargo, en zonas rurales o menos mantenidas, la calidad puede variar. Si tienes dudas, es mejor potabilizarla o buscar otra fuente.
¿Qué hago si no encuentro agua en un tramo largo?
La mejor estrategia es prevenir: planifica tu ruta consultando mapas y apps para identificar posibles puntos de agua. Lleva siempre una reserva extra en función de la distancia al próximo punto de abastecimiento conocido. Si te encuentras en una situación inesperada sin agua, evalúa si puedes racionar la que te queda, buscar ayuda en alguna vivienda aislada, o si tienes un sistema de potabilización, buscar una fuente natural (río, arroyo) para tratar el agua.
¿Necesito llevar bebidas isotónicas o con electrolitos?
Para rutas largas, intensas o en climas muy calurosos donde sudas mucho, las bebidas con electrolitos pueden ser beneficiosas para reponer las sales minerales perdidas. Para la mayoría de las rutas de cicloturismo de intensidad moderada, el agua sola es suficiente, siempre y cuando tu dieta incluya algo de sal.
¿Cómo mantengo el agua fresca en verano?
Puedes usar bidones térmicos, forrar tus botellas con material aislante (como fundas de neopreno o papel de aluminio y cinta), o envolver los bidones en paños húmedos. Al evaporarse el agua del paño, ayuda a enfriar el contenido. Las bolsas de agua grandes empaquetadas dentro de tus alforjas también tienden a mantenerse más frescas que los bidones expuestos al sol en el cuadro.
¿Qué sistema de transporte de agua es mejor para mí?
Depende de tu estilo de viaje y la duración de las etapas entre reabastecimientos. Para rutas con puntos de agua frecuentes, los bidones en el cuadro son muy prácticos. Para etapas largas sin puntos de agua o si necesitas mucha capacidad sin cargar peso en la espalda, una combinación de bidones y una bolsa de agua en las alforjas puede ser ideal. Si prefieres tener acceso constante al agua sin parar, el camelback es una buena opción, aunque puede dar calor.
Mantenerse bien hidratado es tan importante como tener la bicicleta a punto o llevar el equipo adecuado. Prestar atención a la gestión del agua te permitirá disfrutar plenamente de tus aventuras en bicicleta, evitando golpes de calor, fatiga excesiva y otros problemas de salud. Planifica tus puntos de agua, lleva la cantidad adecuada y elige el sistema de transporte que mejor se adapte a tu ruta y tus necesidades.
Hasta aquí llega nuestro recorrido por el mundo del agua en el cicloturismo. Esperamos que esta información te sea de gran utilidad en tus próximas salidas. Si tienes algún truco personal o una experiencia interesante sobre cómo gestionas el agua en tus viajes, no dudes en compartirla. Seguro que entre todos seguimos aprendiendo. ¡Nos vemos en los caminos, siempre bien hidratados!
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